sábado, 17 de mayo de 2014

Dislexia, desordenes de atención y autismo

Dislexia, desordenes de atención y autismo

¿Cuál es la naturaleza de un Trastorno Generalizado del Desarrollo? Yo les digo a mis residentes y estudiantes que “generalizado” en el contexto de un diagnóstico hace hincapié en que un sin numero de funciones cognitivas parecen estar afectadas. El aprender sobre el autismo requiere un repaso de toda la psiquiatría. Para leer, comprender, tratar y hacer investigación sobre el autismo un profesional de la salud debe de convertirse en un experto en campos tan dispares como los trastornos del lenguaje, habilidades sociales, discapacidad intelectual, alteraciones motoras, convulsiones, etc. El número de elementos necesarios para lograr una comprensión holística del autismo crece exponencialmente una vez se incluyen las teorías psicológicas y educativas; por ejemplo, teoría de la mente, la imitación, una coherencia débil, dificultades en el reconocimiento de las expresiones faciales. Por ello no es sorprendente descubrir que una proporción significativa de las personas con autismo tienen deficiencias en la lectura y la atención. Esta es la naturaleza de un trastorno generalizado del desarrollo. Pero ¿son estos déficits iguales a los observados en la dislexia o en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)?
Coloque a un niño con TDAH en el aula escolar y exhibirá un déficit de atención. Él/ella van a demostrar una atención fugaz. En un momento él/ella se está concentrando en la tarea escolar, y al momento siguiente su mente viaja a la China, donde él/ella es un aventurero en busca de tesoros. Él o ella puede prestar atención por breves intervalos de tiempo y de lo contrario se aburre muy fácilmente. Coloque a un niño con autismo en un aula y él/ella también presentará un déficit en la atención. Sin embargo, esta vez la falta de atención está motivada por la dificultad en poder dar sentido a la cara del maestro, está preocupado por el zumbido y el parpadeo de las luces fluorescentes, y/o se pone irritable por un aumento anormal en la sensibilidad a la textura de sus propias ropas. En el autismo los trastornos de atención rayan en un diagnóstico patológico en cerca de 30% de los casos. Por tanto, decir que un trastorno de atención en el autismo implica comorbilidad con el THDA es discutible.
Afirmar que existe comorbilidad en los trastornos del neurodesarrollo en base a un solo síntoma conductual niega muchos aspectos de la individualidad de cada estado. En este sentido, existen marcadas diferencias en los estilos cognitivos de los individuos con dislexia o THDA y los del espectro del autismo. Las personas con dislexia disfrutan de un estilo cognitivo de arriba hacia abajo (“top down”), tienden a tener una perspectiva integral y orientada a tener un sesgo de procesamiento tipo gestalt (por ejemplo, ven el bosque, pero pierden la pista de los árboles individuales). Se considera que tienen una fuerte coherencia central y sobresalen en la síntesis de las experiencias sensoriales o cognitivas. Por el contrario las personas dentro del espectro del autismo disfrutan de un estilo cognitivo de abajo hacia arriba (“bottom-up”) que hace que los mismos estén orientados a los detalles. Por lo tanto, contrario de los individuos con dislexia/THDA, la persona con TEA ven el árbol, pero tienden a perder de vista el bosque. Además, tienen un sesgo de procesamiento local con coherencia central débil y parecen ser buenos analizadores.
Las diferencias relacionadas anteriormente en cuanto al estilo cognitivo parecen tener correlatos anatómicos. En comparación con neurotípicos, las personas con dislexia tienden a tener volúmenes cerebrales más pequeños con un sorprendente aumento concomitante en el tamaño de su cuerpo calloso (las proyecciones de la materia blanca que unen a las zonas homólogas en ambos hemisferios cerebrales). Además, tienen una simplificación de su patrón convolucional y sus módulos corticales para procesamiento de la información (minicolumnas) son más anchos de lo esperado. Nos encontramos con todo lo contrario, en los pacientes dentro del espectro del autismo.
white-matter-projections
Figura leyenda: La conectividad dentro del cerebro es dictada por fibras de diferentes longitudes. Algunos de éstos unen estrechamente circunvoluciones adyacentes y se llaman fibras arqueadas debido a la forma de su trayectoria. Otras fibras actúan como puentes entre áreas distantes dentro del cerebro, incluyendo los hemisferios cerebrales opuestos. Las diferencias en estilos cognitivos parecen estar dictadas por un sesgo en la proporción de estas fibras cortas vs. largas.
parcellation-of-white-matterFigura leyenda: El uso de computadoras permite hacer la división en zonas de la sustancia blanca del cerebro. El compartimento exterior de la sustancia blanca se compone principalmente de fibras cortas que se mielinizan bastante tarde en el desarrollo. El compartimento interior tiene fibras más largas que mielinizan tempranamente y, por lo tanto son funcionales a edades más jóvenes.
imagesFigura leyenda: El volumen de la materia blanca en el interior de cada giro se ha llamado la ventana gyral. El volumen de esta estructura parece tener una relación directa con el tamaño del cuerpo calloso. En el autismo la ventana gyral y tamaño del cuerpo calloso son más pequeños, mientras que lo opuesto se describe para la dislexia.
Muchos de los índices estructurales mencionadas anteriormente (por ejemplo, patrones de convoluciones del cerebro, el tamaño del cuerpo calloso) reflejan la manera en la cual diferentes áreas del cerebro están conectadas entre sí. El aumento de la complejidad convolucional, una ventana circunvolucional más pequeña (el espacio en la base de la convolución a través de la cual las fibras entran y salen de la corteza), y un cuerpo calloso más pequeño todos sugieren un sesgo en la conectividad favoreciendo conexiones cortas a expensas de las más largas. Este es el caso para las personas en el espectro del autismo, en los cuales, los estudios de imagen han encontrado un aumento en el volumen del compartimiento de la materia blanca externa que mantiene las fibras que van de una convolución a la adyacente. Este patrón de conectividad hace que sea más fácil hacer hincapié en las funciones que se pueden realizar dentro de una región determinada del cerebro (por ejemplo, la búsqueda de datos incrustados o trabajar con diseños de bloques), pero al mismo tiempo hace difícil llevar a cabo esas funciones que necesitan el analizar la información de regiones distantes del cerebro (por ejemplo, el lenguaje, la atención conjunta, el reconocimiento de caras). Este es el patrón de conectividad que normalmente se encuentran en los pacientes dentro del espectro del autismo (TEA). No es sorprendente que los pacientes con hiperactividad y déficit de atención o dislexia ofrezcan un patrón de conectividad que es diametralmente contrario.
He enfocado previamente algunos de mis esfuerzos en la descripción de las relaciones matemáticas entre las células que conforman las minicolumnas, las unidades de procesamiento de la información dentro del cerebro. En este sentido he señalado que, “… parece que las minicolumnas existen dentro de un espectro fenotípico que entrelaza el flujo inhibidor-excitador de información neocortical con ajustes de la relación señal-ruido correspondiente a la extracción de características sensoriomotoras” (Casanova et al., 2002). La coordinación de fibras intra- e intercorticales es una relación finamente sintonizada. Los extremos en esta distribución puede perturbar las mismas funciones, ya sea la lectura o la atención. Esto puede hacer que dos personas que presentan perfiles de competencias o deficiencias similares puedan ser el resultado de patologías diferentes. Hacer esta distinción es claramente importante, especialmente cuando se consideran los posibles enfoques terapéuticos o se tratan de explicar la presencia de habilidades especiales.

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