PAUTAS RECOMENDADAS PARA EL AULA
A continuación, se presentan algunas pautas que pueden ser de utilidad para facilitar la adaptación del niño con TDAH al aula-clase.
1. Con relación a la ubicación de este alumnado en el aula, se considera que debe estar sentado cerca del docente, rodeado de personas «tranquilas» y lejos de puertas, ventanas u objetos que puedan ser motivo de distracción.
2. Respecto a las tareas y deberes para el alumno o alumna con TDAH, conviene reducir y fragmentar las actividades exigidas al resto de la clase, supervisar los ejercicios a medida que los acaba, mostrarse un poco más pendiente de su actuación y asegurarse de que ha realizado los deberes y conoce las tareas que tiene que desarrollar.
3. Por lo que se refiere al trabajo en el aula de las actividades propuestas por el profesorado, se tendrán en cuenta las dificultades de atención que muestran tales escolares. Presentan problemas para dividir su atención; mientras realizan una tarea, es difícil que atiendan a nuevas instrucciones dadas por el profesor o profesora. Por ello conviene asegurarse de que han entendido lo que se les dice, espaciando las directrices de trabajo de forma que demos una nueva consigna después de realizada la anterior y, en ocasiones, pidiéndoles de manera discreta, que repitan verbalmente lo que tienen que hacer. Sería aconsejable que las orientaciones para realizar los trabajos en el aula estuvieran escritas en un folio y fueran entregadas al escolar (o a todos los escolares) o bien se anotaran en la pizarra.
4. En cuanto a la atención en clase, se negociará con este alumnado periodos cortos de atención cuando realiza tareas individuales o en grupo, para ir aumentando de forma progresiva su duración.
5. En relación con el rendimiento en los exámenes o pruebas escritas se pactará con el alumnado con TDAH la fórmula más idónea de realizarlos, es decir, de forma oral o utilizando el ordenador, ello es debido a las dificultades de escritura que algunos escolares pueden presentar.
Si consideramos los inconvenientes que tienen dichos escolares para mantener la atención y concentración durante periodos prolongados, se aconseja dividir, al menos en dos sesiones, los exámenes o pruebas escritas que se aplicarían a toda la clase en una sola sesión, siendo flexibles en su duración. Se recomienda realizar pruebas cortas en días sucesivos antes que efectuar una larga en un solo día. El texto de los exámenes se presentará escrito en papel.
Las preguntas habrán de ser breves y cerradas, siguiendo un solo modelo, pues la combinación de formas podría aumentar los fallos, los cuales no ocurren por desconocimiento de los conceptos, sino por la forma en que se formula la pregunta. Será procedente indicarle al escolar durante el examen que controle el tiempo y repase lo realizado.
6. En lo concerniente a la utilización de las estrategias expositivas se tendrá en cuenta las características de la memoria de trabajo del alumnado con TDAH.
Para compensar esta carencia conviene que el profesorado cuando explique en presencia de un alumno o alumna con TDAH tenga en cuenta lo siguiente:
(Miranda, Amado, Jarque, 2001: 45):
a) utilizar frases cortas, claras, con construcciones sintácticas sencillas;
b) focalizar la atención en los conceptos «claves» proporcionando al estudiante un listado antes de comenzar la explicación;
c) presentar la idea principal explícitamente al principio de la explicación;
d) instigar estrategias de categorización y de formación de imágenes mentales de los conceptos;
e) proporcionar al alumnado un sistema de tutoría por parte de un compañero o compañera que le ayude a revisar los puntos fundamentales de la explicación y, a su vez, le dé la oportunidad al alumno o alumna con TDAH de explicar los conceptos a otro estudiante con más dificultades que él o ella en el aprendizaje.
El docente se asegurará de que el alumno o alumna lo mira a los ojos y entiende lo expuesto; para tal fin le formulará algunas preguntas para que pueda contestarlas correctamente.
7. Con referencia a la agenda, el profesorado se esforzará en estimular su uso. Al igual que para otros alumnos y alumnas la agenda de deberes es muy útil, pero para los escolares con TDAH es imprescindible. No es fácil, sobre todo en la ESO, que cada docente supervise al final de la clase la agenda en la que el alumnado con TDAH recoge las actividades que ha de realizar o los temas que habrá de estudiar en casa. Las familias agradecerán esta práctica de antemano.
8. En cuanto a la convivencia en el aula, cada docente que imparte clase al grupo donde se encuentra el alumno o la alumna con TDAH ha de negociar unas cuantas normas de funcionamiento (no muchas) y las consecuencias para quienes no las cumplan.
9. En lo concerniente a la relación entre el alumnado y el profesorado, este último evitará las discusiones o enfrentamientos verbales y retadores cuando se exige el cumplimiento de las normas o la aplicación de las consecuencias cuando no se cumplen. Se aconseja ser firmes, sin implicarnos emocionalmente y sin ser muy duros en las expresiones y en los gestos. Conviene evitar humillaciones o culpabilizarlo delante de sus compañeros y compañeras.
10. Respecto al control de la conducta en el aula conviene tener presente varios principios elementales que funcionan mejor cuanta menor edad tiene el alumnado con TDAH. Se considerarán las siguientes recomendaciones:
• Cada vez que se produce una consecuencia positiva a una conducta, se aumenta la probabilidad de que se incremente dicha conducta.
• Las actividades realizadas con más frecuencia por un alumno o alumna pueden actuar como reforzadores positivos de otras actividades menos apetecibles. Cada sujeto requiere unos reforzadores muy concretos.
• El refuerzo ha de darse inmediatamente después de la conducta que queremos incrementar. Si se abusa de un reforzador, pierde su valor.
• Prestar atención a una conducta inadecuada, la refuerza. En clase, en lugar de mandar a callar, es mejor resaltar la conducta de los que están trabajando en silencio. Al reprenderlo, reforzamos la conducta que deseamos eliminar.
• Se debe reforzar al escolar en cada paso o esfuerzo de aproximación a la conducta adecuada que pretendemos.
• Para producir un aumento rápido de frecuencia o intensidad de una conducta adecuada se ha de reforzar cada vez que ocurra esta. Para mantenerla, se ha de recompensar solo de vez en cuando.
• La atención del docente (elogio, aprobación) es un potente y eficaz reforzador de aquellas conductas que queremos incrementar en clase.
• Una estrategia eficaz para eliminar conductas inadecuadas consiste en no prestar atención cuando el escolar las realiza, siempre y cuando no esté en peligro su integridad física, la del profesor o la del resto de la clase. Para aplicar esta estrategia debemos tener en cuenta que a la vez que tratamos de extinguir la conducta inadecuada, reforzaremos conductas adecuadas e incompatibles con aquellas.
11. En cuanto a la aplicación de sanciones derivadas del empleo de la normativa recogida en el decreto de derechos y deberes, convendría considerar que el alumnado diagnosticado con TDAH, en ocasiones, no tiene control sobre su propia conducta y, por tanto, es necesario agotar previamente todas las medidas de conciliación. Las sanciones serán proporcionales al grado y tipo de la enfermedad, a otros problemas psiquiátricos añadidos y a las circunstancias médicas por las que pase el escolar. Debemos ser conscientes de que las medidas sancionadoras se toman con la intención de mejorar y cambiar la conducta del alumno o alumna.
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