Entre un 3 y un 7% de niños padece Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, una enfermedad queda lugar a menores impulsivos, desordenados o traviesos y cuyos padres, en muchos casos, no saben que se enfrentan a un problema mental
Noticia sacada de: http://www.abc.es/20110207/sociedad/abci-trastorno-hiperactividad-201102021652.html
No existen test biológicos o pruebas psiquiátricas para detectar este trastorno. Tampoco hay síntomas ni dolencias específicas, sino alteraciones en la personalidad y las facultades de quienes lo padecen. «No es una enfermedad, es su carácter», es una de las muchas frases que pueden convertir a un chico con TDAH en un ignorante acerca de su trastorno. «Vago», «travieso» o «desordenado», son los adjetivos a los que día a día se enfrentan con impotencia miles de padres.
Roberto se enteró siendo adulto de que padecía TDAH. A partir de ahí logró explicarse muchas cosas. «Ya entiende por qué era la oveja negra», explica su mujer, María Jesús Ordóñez. Juntos, se lanzaron hace tiempo a la aventura editorial para explicar en un libro, «No estáis solos», la larga travesía que recorrieron junto a su hijo, con un TDAH no diagnosticado hasta los 14 años a pesar de consultar a varios especialistas.
«En cada colegio puede haber uno o dos niños con este trastorno», según María Jesús Ordóñez
Los «típicos niños malos»
El diagnóstico del TDAH solo es fiable a partir de los seis años, pues antes de esta edad los síntomas pueden confundirse con el comportamiento habitual del niño en la infancia. La llegada a la educación primaria y el aumento en el nivel de exigencia hacen que pueda llegarse al diagnóstico. «Los niños con TDAH se portan mal, tienen malos resultados escolares, algo muy común en otros compañeros», apunta María Jesús, para quien «el chico malo o el adolescente ni-ni sí puede tener una explicación psiquiátricay puede ser fácilmente un chico con TDAH».
«Medicar al niño es necesario para que su cerebro crezca a un ritmo normal»
Dinero, tiempo y silencio
Pero el silencio no es la única barrera que juega en contra de este trastorno. Palabras como «medicación» y «psiquiatría» llevan a los padres a buscar explicaciones distintas a las de la enfermedad mental. «Tienen mucho temor a los efectos secundarios y a llevar al niño al psiquiatra», explica Rubió. «Se están estudiando alternativas a la medicación, pero por ahora es la mejor herramienta para que el cerebro del niño crezca al ritmo de sus compañeros y amigos».
El dinero es otro obstáculo. «Un niño con TDAH es el doble de caro que uno normal solo por la cantidad de accidentes que puede tener a lo largo de su infancia», señala María Jesús. Rubió considera, además, que la intervención terapéutica del TDAH es realmente cara. «Muchos tratamientos tienen que hacerse desde la asistencia privada porque la sanidad pública tiene carencias en el tratamiento de trastornos mentales».
Con la medicación adecuada y un correcto tratamiento por parte de padres y profesores el trastorno, aunque crónico, puede sobrellevarse con normalidad durante la edad adulta. «Tenemos niños con TDAH que ahora estudian carreras universitarias con muy buenos resultados», comenta Rubió. De hecho, el hijo de María Jesús y Roberto comenzó hace poco sus estudios universitarios. «Ha sido una plena liberación». Ahora, además, conocen a su hijo. «No sabíamos nada de nuestro hijo, era un perfecto desconocido. Ahora es un niño normal».
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