TDAH y trastornos del estado del ánimo.
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Los niños con TDAH presentan ansiedad, frustración y confusión, lo que les lleva a una falta de interés, de desmotivación y de fracaso escolar.
Los niños parten de unas creencias irracionales (ser listo es bueno, ser tonto es malo). Los listos son capaces de resolver cualquier problema, como yo no soy capaz soy tonto. Ante la situación de resolver un problema con esas creencias, hay una frustración que crea ansiedad, por lo que evitamos hacer ese problema (lo que sigue haciendo el círculo vicioso). Los sentimientos que priman son los de minusvalía, impotencia y baja autoestima.
Los niños deprimidos según los criterios se caracterizas por: Sentimientos de preocupación excesiva, tristeza o deseo de aislamiento, irritabilidad persistente, aburrimiento, alteraciones en el apetito y sueño, quejas físicas y dolores abdominales, cansancio, disminución de la concentración, ideas de muerte recurrente.
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Por otro lado, la familia puede representar un factor protector para posibles dificultades de aprendizaje en los niños, pero también puede ser un factor de interferencia para el aprendizaje de éstos. Los padres cuyos intereses y preocupaciones están determinados por trabajos absorbentes, interfieren negativamente en el desarrollo de estos niños. Si los niños son muy capaces, probablemente esta situación no les afecte y por el contrario, incluso estimule su autonomía, pero si los niños requieres apoyo adicional para rendir de acuerdo a lo que se espera de ellos y no lo encuentran en sus padres, les marcará el comienzo de dificultades escolares, fracasos, etc.
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