jueves, 29 de septiembre de 2011

Cómo educar a los hijos en un mundo de crueldad y de violencia

COMO PADRE DE NIÑO CON TDAH, ES DECIR PADRE DE UN NIÑO QUE SEGREGA POCA DOPAMINA, Y CASI NADA NORADRENALINA, ES DECIR QUE MI HIJO NO PUEDE CONTROLAR QUIMICAMENTE LA ADRENALINA, COMO HACEMOS LOS DEMÁS. PUES BIEN, COMO PADRE DE DICHO NIÑO, CONSIDERO UNA HUMILLACIÓN TOTAL EL QUE EL SISTEMA EDUCATICO ESPAÑOL, ME OBLIGUE A LLEVAR AL NIÑO AL COLEGIO, QUE ME OBLIGUE HASTA LOS 16 AÑOS, PARA LUEGO UNA VEZ QUE ESTÁ ALLÍ ME HUMILLEN, A MI, Y AL NIÑO CONSTANTEMENTE.  LOS NIÑOS SIN PROBLEMAS, SABEN DE LA DEBILIDAD, POR LO QUE VAN PROVOCANDO AL NIÑO, Y EN EL MOMENTO QUE EL NIÑO RESPONDE COMO SU BIOLOGIA INDICA, TODOS LOS NIÑOS DEL ENTORNO DEL COLEGIO, EMPIEZAN CON "PELEA, PELEA, PELEA", TRAS LO CUAL ENTRA EN EL NIÑO CON TDAH UNA DURA BATALLA ENTRE LA BIOLOGIA DE SU CUERPO, Y EL CONTROL QUE LE INTENTAMOS IMPONER LOS PADRES, AL FINAL SALE MEDIO MEDIO DEL PROBLEMA. A PESAR DE TODO, COMO SIEMPRE ES EL NIÑO, Y LA FAMILIA DEL NIÑO CON TDAH.
 
CONSIDERO UNA HUMILLACIÓN TOTAL, YA QUE PERSONALMENTE EL PROBLEMA Y LAS NOTAS HABRÍA QUE MANDARSELAS A LOS PADRES DE TODOS LO NIÑOS QUE HAN GRITADO "PELEA, PELEA". ES COMO SI A UN COJO, LE OBLIGAN IR A GIMNASIA PARA QUE UNA VEZ ALLÍ, EL RESTO DE NIÑOS SE RÍAN DE ÉL LLAMANDOLE COJO, Y ENCIMA LUEGO LE MANDEN UNA NOTA AL PADRE REPROCHANDOLE QUE SU HIJO ES COJO.
 
 EN FIN, LA HUMILLACIÓN A LA QUE SON SOMETIDOS EN EL COLEGIO LOS NIÑOS CON TDAH Y SUS PADRES, PIENSO QUE ES TAN DENUNCIABLE COMO TODO LO RELACIONADO CON LA VIOLENCIA DE GENERO.
 
Por Monseñor Martín Dávila / En esta quinta parte de esta serie de escritos de cómo se debe educar a los hijos primeramente vamos a ver: ¿cómo saber si sus hijos serán delincuentes o no?...

... en segundo lugar vamos a tratar más a fondo la problemática de los niños y adolescentes bullies, y por último, las terrible influencias y daños que producen los medios de comunicación como la TV, la Internet y los videojuegos.

PATRONES DE PREDICCIÓN

El psicólogo R. Loeber (2001) ha encontrado tres patrones que predicen, con alguna validez, ciertas conductas agresivas y de violencia que se presentan en los niños, y que en la adolescencia y en la edad adulta suelen agravarse e intensificarse, las cuales son siguientes:

1. Patrón de conflicto con la autoridad. Este consiste, en conductas desafiantes y desobedientes que se dan en la niñez; en la adolescencia, en el individuo se presenta en un evitar e ignorar a la autoridad con conductas de ausentismo del hogar, y de evasión o huida de la autoridad y sus responsabilidades.

2. Patrón oculto. Consiste en cometer faltas menores, como mentir o cometer pequeños robos en la niñez y en la adolescencia, se acentúa cometiendo delitos moderados como hacer mínimos daños a propiedad privada o robos menores a compañeros de escuela o a tiendas departamentales. Estas conductas delictivas pueden ir creciendo hasta que el individuo se convierte en un ladrón.

3. Patrón explícito. Se da, en la niñez en formas de agresión clara, como el abuso físico, verbal o emocional a niños más indefensos y débiles (bully), y en el incremento de conductas que tienden agredir físicamente sin justificación y sin provocación en la adolescencia. Y en la edad adulta, el individuo muestra conductas patológicas de violencia, pudiendo llegar hasta el suicidio o el homicidio.

Aquí es importante que los padres estén pendientes si se dan o no estos patrones en sus hijos, y si se los han notado no minimizarlos y seguir despreocupados, al contrario atenderlos poniendo los correctores a tiempo en base en el modelo de la familia afectiva-estructurada, ya que las omisiones y negligencias en la niñez se han traducido desgraciadamente en más crueldad, violencia y delincuencia en la adolescencia y en la adultez.

En un estudio longitudinal (Thornberry, 2003) realizado durante 22 años, se encontró que aquellos niños que mostraban conductas agresivas desde la edad de 8 años, ahora que son adultos manifiestan agresiones y abusos físicos hacia su pareja, existe entre ellos un mayor índice de delitos criminales y están relacionados con actos serios de violencia. En resumen, aquellos niños que presentaron conductas agresivas en la niñez muestran comportamientos agresivos y violentos en la adultez.

FACTORES PREDICTORES INDIVIDUALES.

Muchas de la conductas violentas y de la delincuencia de la vida adulta se relacionan con factores disfuncionales de la infancia, como problemas de atención, hiperactividad, pobre control de conducta, como la impulsividad y problemas de disciplina en la escuela. Lipsey y Derzon (1998) explican que factores como la hiperactividad, impulsividad y problemas de atención entre los 6 a 11 años de edad son predictores importantes para conductas violentas y delictivas, entre los 15 y 25 años de edad. Existe evidencia longitudinal según la cual los niños y los adolescentes que se involucran en acciones violentas antes de los 13 años de edad son candidatos muy fuertes en presentar conductas persistentes delictivas a partir de los 18 años.

FACTORES PREDICTORES DE PRESIÓN DE GRUPO

Hay evidencia que muestra que la presión de grupos o de amigos juega un papel muy importante en promover comportamientos agresivos, aun de niños y adolescentes que no poseen ningún antecedente violento. Algunos estudios como el de (Keenan, 1995) nos muestran que adolescentes sin antecedentes de problemas de conductas muestran manifestaciones agresivas al estar en contacto con compañeros delincuentes.

Aquellos niños o muchachos sin antecedentes de comportamientos delictivos que se relacionan con otros muchachos con conductas violentas, tienen el doble de probabilidad de no sólo comportarse como sus compañeros crueles, sino, además, de formar parte de la pandilla, adquiriendo sus valores y estilo de vida. (aquí deben de poner mucho ojo los padres, no confiarse y supervisar y estar pendientes de las compañías de su hijos)

FACTORES PREDICTORES FAMILIARES

Lipsey y Derzon (1998) demuestran que las prácticas familiares promueven o inhiben comportamientos agresivos en los hijos. La poca claridad en las reglas e escasas expectativas para los hijos, y la poca supervisión, todo esto aunado a la carencia de acompañamiento y disciplina inconsistente son factores que influyen en producir conductas agresivas en los hijos.

En un estudio realizado (Farrington, 2000) en familias con pobres prácticas afectivas y de interacción, acompañadas de abusos físicos y poca supervisión (en niños de 7 a 9 años de edad) se noto que fueron predictores importantes para inducir a comportamientos violentos y crueles a los 18 años. La poca supervisión y un monitoreo deficiente en los adolescentes favorecen la criminalidad. Si a esto le sumamos que los padres consumen alcohol y / o drogas, se complica enormemente la educación de los hijos.

Es necesario notar que todos éstos cuidados supervisiones y diligencias son muy difíciles que las pongan en práctica las familias monoparentales (madre o padre solteros o divorciados) y las familias inflexible-violento y inconsistente-débil y los padres que están infectados y contaminados con el individualismo egoísta laicista en este caso, no hay como seguir el modelo de la familia afectiva estructurada.

FACTORES PREDICTORES ESCOLARES

El pobre rendimiento y el fracaso escolar son factores que también favorecen el comportamiento agresivo hasta la adultez. Además, algunas características del ambiente escolar pueden provocar mayor agresión, como pertenecer a grupos indisciplinados, tener reglas flexibles y permisivas en el hogar y en la escuela, y pocas oportunidades de actividades físicas y deportivas y consecuencias inconsistentes, todo esto produce en los estudiantes sentimientos de enojo, resentimiento y rechazo.

LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES BULLIES

Volvemos a repetir que un bully es aquella persona que, de forma consciente, tiene la intención de dañar produciendo miedo a través de amenazas, intimidación, insultos o golpes, y cuyo objetivo es el de infundir terror en la otra persona y sentirse superior a ésta.

Por lo regular las agresiones y abusos que producen los niños y los adolescentes bullies en sus víctimas son terribles, causándoles miedos e inseguridades que los hacen rehuir de la escuela o centros deportivos o a eventos sociales, a donde van con miedo y sintiéndose amenazados en cualquier momento.

La acción del bully contiene tres elementos:

1. Hay una desigualdad de poder. El bully es mayor, es más grande y es más fuerte que la otra persona. No hay un equilibrio físico, social ni psicológico entre ambos.
2. Hay una intención de hacer daño. Existe el objetivo de hacer un daño emocional o psicológico a la otra persona, lo cual le da placer.
3. La acción agresiva es repetitiva. El molestar o acosar a otra persona no se dará sólo una vez, sino que se presentará varias veces; tanto el bully como el que es molestado saben que esta situación se repetirá.

Una vez que el miedo es creado, el bully actúa sin ningún temor, pues cuenta también con las personas que lo apoyan o presencian su conducta sin hacer nada para detenerlo.

¿De qué forma se puede presentar este abuso en la vida de las víctimas? Este abuso o acoso por parte del bully se presenta de cuatro formas:

ABUSO VERBAL

Este tipo de abuso es el más utilizado tanto por hombres como por mujeres y puede pasar desapercibido muy fácilmente por los adultos o por los demás compañeros, ya que los agresores pueden susurrar, o aprovecharse de estar en un lugar ruidoso para agredir, o bien hacerlo en forma escrita. Este abuso toma forma de apodos, comentarios crueles, difamaciones, extorsiones, el quitarle el dinero para la comida o sus cosas, enviar e-mails anónimos o mensajes en el celular, así como crear rumores, hacer amenazas o resaltando los defectos físicos de la persona.

ABUSO FÍSICO
Este tipo de abuso es el más común. El más visible y fácil de identificar. Cuanto más grande y fuerte sea el bully, más peligrosa será la agresión. Este abuso abarca desde golpear, ahorcar, patear, morder, rasguñar, empujar, torcer hasta hacer daño, escupir, dañar o destruir la ropa o las propiedades del niño o adolescente abusado. El bully busca que la persona haga algo que va en contra de su voluntad, y algunas veces utiliza el deporte, el juego y la broma como excusa para molestar o agredir.

ABUSO PSICOLÓGICO
Este abuso por lo regular se presenta a finales de primaria y principios de la secundaria, y se da más en las mujeres que en los hombres, donde se acompaña de todos los cambios físicos, emocionales, mentales y sexuales que sufren los preadolescentes. Es el más difícil de detectar desde fuera, ya que se caracteriza por ignorar, aislar, excluir o evitar a una persona, utilizando algunas veces los rumores. También es utilizado para aislar o destruir amistades. Su objetivo es bajar la autoestima del individuo, así como fomentar la sensación de inseguridad y temor. Generalmente no incluyen a la persona en actividades sociales y deportivas, la ignoran y la hacen sentir como si fuera invisible.

ABUSO SEXUAL
Este abuso se da más bien en pandillas o grupos de muchachos de mayores grados de secundaria en prejuicio de jovencitas de grados inferiores, éstos jovencitos constantemente cuentan chistes o hacen bromas con contenido sexual a compañeras de su escuela, de primer año, haciéndolas sentir incómodas a muchas de ellas ya que no están dispuestas a escucharlos. Algunos miembros de estos grupos las acosan con peticiones sexuales, lo cual les provoca un gran malestar e inseguridad ya que tienen miedo a ser violadas; sus maestros no toman en serio esta situación y, además, hay muy poca supervisión y vigilancia, especialmente en los baños.

Estas cuatro variantes de abuso (verbal, físico, psicológico y sexual) varían dependiendo del género: en los hombres se presenta más el maltrato físico y en las mujeres el verbal; sin embargo, estos tipos de abuso se pueden presentar de forma individual o combinada, esta última con el objetivo de crear un ataque más poderoso hacia la víctima, el abuso psicológico es el único que se presenta en las tres variantes.

CARACTERÍSTICAS DEL BULLY

Los niños y los adolescentes que utilizan sus habilidades y talentos para molestar a otras personas o abusar de ellas han crecido en un ambiente que les ha permitido desarrollar esta conducta y presentan las siguientes características:

1. Les gusta dominar a otras personas; 2. No respetan las reglas; 3. Su rendimiento académico es por debajo del promedio; 4. Les gusta utilizar a otras personas para obtener lo que quieren; 5. Tienden a abusar de otras personas cuando no están los padres o adultos presentes; 6. Utilizan el culpar y dar falsos argumentos para protegerse de su conducta; 7. Rehúsan aceptar la responsabilidad de sus acciones; 8. Molestan a sus compañeros para sentirse poderosos y, de esta forma, poder controlarlos; 9. Algunas veces son los alumnos más populares de la escuela, o son deportistas; 10. Encuentran difícil el ver las cosas desde el punto de vista de otra persona (carecen de empatía); 11. Son intolerantes hacia las diferencias en los demás; 12. Se dan la libertad de excluir a otras personas.

El joven bully presenta un aire de superioridad y una autoestima alta pero inestable, con la cual trata de disfrazar sus sentimientos de inadecuación e inseguridad ante los demás.

¿Qué influye en la conducta de un niño o un adolescente para convertirse en un bully?

La escuela y la comunidad juegan un papel importante en la educación; sin embargo, la familia es la principal protagonista de una buena educación del carácter en los hijos, ya que la estructura de ésta afecta o ayuda a la relación entre sus miembros, determinando así el desarrollo de la personalidad y carácter de los hijos. Una influencia en esto es el tipo de familia en la que vive el hijo, la cual puede promover el que el hijo o hija se conviertan en un bully.

Los expertos en este tema no dudan de que estos abusos tienen consecuencias negativas en sus víctimas. En un estudio realizado por el Servicio Secreto y el Departamento de Educación de Estados Unidos (Lutzker, 2006) se encontró que 75% de los estudiantes que han sido responsables en portar armas o disparar a sus compañeros en su escuela son las víctimas de los bullies. Ese estudio demuestra que, en la mayoría de los casos, esas víctimas, con personalidad tranquila e introvertida, ante la desesperación, frustración y ansiedad explotan su enojo y venganza llegando a un extremo de violencia en tratar de asesinar a sus agresores y accidentalmente, a inocentes.

ESTILO DE FAMILIA Y EL BULLY

Como se afirmo en anteriores escritos, existen tres tipos de familia: a)inflexible-violenta, b)inconsistente-débil, c)afectiva-estructurada. Asimismo existe una correlación positiva y directa entre el estilo familiar y la creación de niños bullies, y también de víctimas del bully.

Como ya se vio, la familia inflexible-violenta es aquella que se centra en el control, en la obediencia ciega e incuestionable, en las reglas y en la estricta jerarquía de poder. Vista desde afuera, esta familia se ve como si estuviera bien, pero, en el fondo, en ella hay una mezcla de enojo, frustración, intimidación, agresión y menosprecio; en ella el respeto no existe con lo que se crea de esta forma la mejor atmósfera para desarrollar un bully, o bien una víctima.

La familia inconsistente-débil es la que carece de una estructura, no tiene reglas, a los hijos se les da todo lo que quieren, se les recompensa, se les amenaza, se les castiga y se les soborna para que hagan algo. Los hijos se vuelven irresponsables y buscan tener todo de una forma fácil, llevando tal vez a desarrollar un hijo bully, ya que únicamente ha aprendido que a través de la manipulación e impulsividad agresiva puede obtener reconocimiento y privilegios.

La familia afectiva-estructurada sabe decir "no" cuando es necesario; los padres escuchan a sus hijos, muestran respeto y son respetados. Sus miembros aprenden a quererse y a sentir empatía por los demás. Esta familia presenta estructura, firmeza y constancia en la educación de los hijos, y en su seno es muy difícil que se desarrolle un bully o una víctima.

En conclusión, crecer en un ambiente hostil, frío y disciplinario o en un ambiente donde no se tiene ninguna restricción, puede eliminar la posibilidad de ser una persona educada, empática y responsable, que es la antítesis de los hijos bullies.

LA TV, LA INTERNET Y LOS VIDEOJUEGOS: Y LA VIOLENCIA EN LOS NIÑOS

No existe un factor individual que explique la agresividad y la violencia en los niños. Hemos visto los factores hormonales y neurológicos, deficiencias en el funcionamiento de los valores y del juicio ético, todo esto aunado a la influencia del laicismo ateísta nihilista y a una mala educación familiar han sido relacionados como causas de la agresión.

Sin embargo, la tecnología, es decir, en general la influencia de los medios de comunicación son también factores fundamentales que influyen en la violencia infantil y juvenil. Básicamente existen tres factores potenciales dañinos para los niños que son expuestos a medios de comunicación que contienen violencia: a)aprendizaje de conductas y actitudes agresivas, b)desensibilización para sentir empatía o compasión en el sufrimiento ajeno, y c) miedo.

La mayoría de los estudios (Smith, 2002 y Signorielli, 1992) que analizan el contenido de los medios concluye lo siguiente:

1. La TV generalmente glorifica la violencia. Poco más del 71% de los actos de violencia no son criticados o castigados.
2. La violencia en la TV generalmente es divinizada. Es decir, los criminales o los héroes, después de cometer un acto violento, no muestran compasión o dolor ante las víctimas, y en casi todas las situaciones de agresión existe justificación del delito y, por ende, siempre hay excusa.
3. La violencia en la TV a menudo es intrascendente. En el 40% de las escenas de asesinatos u homicidios existe un componente de humor o chiste.
4. En las caricaturas predomina la violencia. Siete de cada diez programas para niños contiene algo de violencia. Los niños menores de ocho años de edad tienen dificultad en diferenciar entre realidad y fantasía.
5. En la mayoría de los videos musicales, cuya audiencia son preadolescentes y adolescentes, predomina la violencia en forma explícita.

Los medios de comunicación tienen un efecto en la forma en que los niños y adolescentes perciben el mundo, y esto puede llevar a ver a la violencia como una forma natural y normal en sus vidas. En junio de 1999, el ex presidente de E. Unidos, Bill Clinton, dijo lo siguiente:

Sabemos que para cuando un niño estadounidense llegue a los 18 años de edad. él o ella habrán visto 200 mil actos de violencia y 40 mil asesinatos. Los niños se sienten atraídos a esto y son más insensibles a sus consecuencias. (…) Los niños están viviendo en una cultura de violencia la cual los desensibiliza y los hace más capaces de cometer un acto violento.

En el año 2000, los padres de familia estadounidenses exigieron a los medios de comunicación regular con mayor exigencia las escenas sexuales explícitas que eran presentadas en los comerciales o programas en horario vespertino donde los niños están expuestos. Esta presión trajo un mayor control, pero desafortunadamente los programadores compensaron incrementando el número de escenas de violencia y el grado de crudeza. En los últimos años casi se triplicaron el tipo de mensajes violentos.

Aquí nos surge una pregunta: ¿Qué motiva a los dueños de los medios de comunicación a ser tan persistentes en su malicia en la búsqueda de la destrucción de la niñez y adolescencia con tanta programación de contenido sexual y violento? La respuesta sin duda es en primer lugar la ambición y lucro sin escrúpulos y también a una tendencia eugenésica para seguir con este y otros recursos, como las leyes inicuas de los países liberales como son la despenalización del aborto, coyundas homosexuales, eutanasia; todo esto bien orquestado por grupos bien organizados internacionalmente, y con mucho poder adquisitivo, todos éstos con la pérfida intención de disminuir la población mundial.

De acuerdo con un estudio realizado por Marina Nakic, miembro del Instituto Nacional de Trastornos y Ataques Neurológicos, los niños que son expuestos a imágenes agresivas y violentas, como las que trasmiten en la TV o en el cine, desactivan o inhiben el funcionamiento del lóbulo frontal, con lo cual se produce poca sensibilización o empatía hacia los demás. El Dr. Davidson, al investigar el lóbulo frontal de los monjes tibetanos, observó a través del PET (Tomografía por Emisión de Positrones) que éstos eran capaces de inhibir el impacto de la amígdala en el cerebro, provocando con ello armonía y felicidad en su vida. también observó que cuando hay una mayor activación de la amígdala, el resultado es mayor agresividad y fragilidad en su vida. esta diferencia se observa también cuando el niño juega videojuegos u observa programas de TV con violencia.

Esto significa que ver imágenes con contenido de violencia disminuye la actividad frontal, incrementando la activación del sistema límbico, lo cual induce a conductas agresivas. Así es, como existe una relación directa entre ser expuesto a imágenes de violencia y el pensar en actuar en forma agresiva y presentar conductas violentas. Johnson (2002) encontró que los adolescentes que veían TV más siete horas a la semana tenían mayor predisposición a cometer vandalismos o actos criminales en los años posteriores. El 18.4 % de los que cometen algún acto violento ven entre una y tres horas diarias TV, y los que cometen 25.3% de acciones de agresividad ven más de tres horas diarias de TV.

LA TELEVISIÓN

Los niños comienzan a ver TV desde muy temprana edad, cuando aún no son capaces de distinguir entre la fantasía y la realidad. Y no sólo esto sino que, muchas veces, al ver sus programas, al mismo tiempo comen su comida favorita (a veces comida chatarra), con lo que asocian la violencia que ven en TV con el placer y la emoción, siendo ésta una peligrosa asociación.

Hay muchas razones que explican las conductas agresivas de los niños, pero los programas violentos de la TV están entre los factores que más influyen. Como hemos dicho, los niños son bombardeados con miles de escenas violentas en la TV desde edades muy tempranas, cuando se encuentran en periodos muy vulnerables y que no pueden diferenciar entre realidad y fantasía (Grossman, 1999). En la TV, la mayoría de los hechos violentos son alabados, y los niños aprenden a asociar la violencia cruel con el placer y el entusiasmo. En suma, los medios de comunicación que difunden la violencia hacen que, para los ojos de los niños, el homicidio y la violencia en general parezca algo normal.

Un niño en edad preescolar que ve caricaturas durante dos horas al día, está expuesto a cerca de diez mil episodios violentos cada año. Las investigaciones (Belson, 1978) nos muestran que los niños que son expuestos regularmente a actos violentos en la TV pierden la sensibilidad a estos actos en la vida real; como resultado, no se interesan por el dolor y el sufrimiento de otros, lo cual provoca que no ayuden a alguien que lo necesite.

Desde 1982 al 2006 la violencia en TV se incrementado en 780%. En el mismo periodo, las maestras reportaron cerca de 800% de incremento en los actos agresivos durante la hora de recreo (Grossman, 1999).

De acuerdo con Boyatis (1995), la violencia en TV distorsiona el concepto de la realidad en la persona, cambiando sus actitudes y valores. Tannis McBeth Williams y sus colegas de la Universidad British Columbia, en E. U., a mediados de la década de 1980 realizaron estudios para mostrar el efecto de la TV violenta en dos años de inserción de la TV en su medio encontraron que la violencia física y verbal se incrementó 160%.

No sólo los programas violentos promueven esta conducta: también los juguetes que se anuncian en las series de TV contribuyen al desarrollo de la violencia, ya que el niño juega con ellos imitando lo que se ve y lo que escucha. Un ejemplo de esto son los Power Rangers y Spiderman.

La TV tiene una mayor influencia negativa sobre los niños que sobre las niñas. En un estudio. Huesmann (1986) encontró que niños de 10 años de edad que fueron expuestos a programas de TV con violencia, a la edad de 19 años mostraban mayor número de conductas violentas que aquellos que no habían visto programas agresivos. Los niños menores de 10 años todavía no tienen la capacidad de diferenciar entre la realidad y la fantasía, ya que carecen de un razonamiento lógico sobre las consecuencias reales de cometer un acto criminal. Uno de los efectos negativos más importantes al exponerse a la violencia a través de la TV es la desensibilización.

De acuerdo con un estudio publicado por la revista Pediatrics (Baron-Cohen, 2000), por cada hora de presenciar TV al día se incrementa 10% el riesgo de ser diagnosticado con Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Esto significa que los niños que ven TV 4 horas diarias, tienen el 40 % de probabilidad de ser diagnosticado con TDAH.

La investigación demuestra que la violencia en la TV distorsiona la percepción personal de la realidad y cambia las actitudes y valores, produciendo niños más agresivos, desensibilizados y temerosos.
Mencionaremos algunos hechos que emergen de este análisis de los efectos de la TV violenta (Grossman, 1999):

1. Cerca del 40% de los actos violentos en la TV son iniciados por héroes o personas que son atractivos a los niños.
2. Una tercera parte de los criminales nunca son castigados.
3. Al menos 40% de los actos violentos son asociados con el humor.
4. El 65% de los programas de TV incluyen sucesos violentos.
5. Los niños que ven 2 horas diarias de caricaturas al día son expuestos, al menos, a 10 mil actos de violencia al cumplir 12 años de edad, que les enseñan conductas agresivas.
6. A la edad de 18 años, el joven ha sido expuesto a ver unos 200 mil homicidios.

VIDEOJUEGOS

Los psicólogos y educadores, pensaban hace más 15 años que los videojuegos eran una tecnología inofensiva y divertida para los niños y adolescentes. Sin embargo, hoy piensan lo contrario. De acuerdo con Amen (2005), los videojuegos, especialmente los violentos (que tienen por objetivo ganar créditos mediante la destrucción y el homicidio), producen cambios en los patrones de la actividad cerebral. Además, en los estudios realizados por la Universidad de Missouri (Anderson, 2004), en los E. U., se encontró una correlación directa entre la exposición a los videojuegos violentos y la agresividad, y las conductas de violencia y delincuencia.

Los videojuegos gráficos producen deterioro en las actitudes de empatía y compasión e incrementan pensamientos y conductas más violentas (Anderson, 2002). Estos estudios demuestran que los niños expuestos a este tipo de videojuegos, a corto plazo incrementan sus conductas agresivas, y a largo plazo favorecen la delincuencia.

La cultura de estos juegos influye en los niños y adolescentes emocionalmente vulnerables. Por lo general en estos juegos se pasan mucho tiempo jugando a disparar a otras personas, enemigos o un blanco cualquiera, lo cual hace que los niños se desensibilicen hacia el acto de dispararle a seres humanos y pierden la inhibición natural de evitar el matar a otras personas.

Esto se puede ver en el siguiente ejemplo: En Paducah, Kentucky (E. U.), Michael, de 14 años de edad robó el arma de un vecino y la llevó a la escuela, y disparó 8 veces hacia donde estaban unos estudiantes orando. Este muchacho nunca había disparado un arma de verdad en toda sus vida. según el FBI, una persona que tiene manejando armas que da en el blanco, en un promedio de 7 metros, una bala de cada cinco. Michael disparó 8 que dieron en ocho diferentes alumnos. A 5 de ellos les dio en la cabeza y a los otros 3 en el cuerpo. El resultado fue de 3 muertos y un muchacho que quedó paralizado para toda su vida. la pregunta es: ¿Cómo pudo Michael adquirir esta habilidad para matar? La respuesta es muy simple; él, desde una edad muy temprana, había estado jugando videojuegos donde el objetivo era matar a personas, y en ellos había matado virtualmente a miles.

Un juego muy popular en el 2006 entre los adolescentes es el Grand Theft Auto III "Vice City", catalogado como ultraviolento; durante las primeras semanas se vendieron 1.4 millones de copias a un precio de 50 dólares, y se recabaron 400 millones de dólares el primer año. Con este juego los muchachos pueden, de manera virtual, matar policías, volar sus carros con una bazooka, robar autos, atropellar a peatones y tener relaciones intimas con prostitutas, a las cuales les pueden disparar en la cabeza para quitarles el dinero. La policía es el enemigo, y cuantos más policías maten es mejor. Cada actividad delictiva da al jugador puntos extras.

Un juego aún más violento consiste en escanear las fotos de compañeros o maestros, poner sus caras en el personaje que aparece en el juego y matarlos. Otro más, llamado "Postal", consiste en que el jugador gana puntos por matar a personas inocentes, las cuales piden clemencia para que no las maten. Aún más: el juego Kingpin, Life of Crime se caracteriza por su realismo y nivel elevado de violencia.

El verdadero punto es estos juegos es que la persona es la que dispara y causa el daño directamente, es decir, juega un papel activo en el juego, en lugar de estar como espectador pasivo. La persona está envuelta directamente en el juego a través de la repetición de movimientos y una conexión de ojo-mano, la cual es invaluable para aprender aquellas habilidades donde el niño o adolescente controla la acción. Existe aquí una peligrosa combinación de imágenes ultraviolentas y la diversión basada en dispararles a las cosas o personas.

El peligro de estos juegos no es sólo la violencia que presentan, sino también que crean adicción; inmerso en el juego, el jugador vive sentimientos de control, lo cual no experimenta en su propia persona, ya que el jugador suele tener poco control sobre su propia vida. en el juego, la persona puede construir su propio mundo, el nivel del juego se adapta al jugador, para que éste no se enfrente con problemas que no pueda resolver. Además, el jugador recibe inmediato y continuo refuerzo a sus acciones.

Los videojuegos violentos como los simuladores militares son también una influencia nefasta para sus hijos. Este tipo de juegos presentan gráficamente violencia explícita, pues recompensan al jugador cuando mata a alguien. Los niños suelen jugar con frecuencia estos juegos y lo hacen durante horas.

Un muchacho que no es capaz de enfrentar de una forma efectiva las situaciones que se le presentan de la vida real es más probable que se pierda en los videojuegos, particularmente en los violentos, donde le refuerzan la sensación de control. En la medida en que un muchacho tenga problemas en el mundo real, sus sistemas psicológico y fisiológico se verán más afectados por estos juegos violentos.

Tres estudiantes de la licenciatura de Psicología de la UR realizaron un estudio en 10 niños (varones) entre las edades de 8 a 10 años (López, Quintanilla y Canavati, 2006), para correlacionar los efectos del videojuego y la agresividad. Los estudiantes aplicaron a estos niños la prueba proyectiva de la figura humana, de Karen Machover, antes y después de ser expuestos a dos tipos de videojuegos: con violencia y sin ella (Soul Calibur II y Madagascar, respectivamente). Sus conclusiones son claras. Después de jugar el videojuego Madagascar, los niños no mostraron, en su dibujo de la figura humana, ningún rasgo agresivo; aún más, los pequeños se mostraban relajados al momento del jugarlo, según lo reportaron. En cambio, al terminar de jugar el videojuego Soul Caliber II, mostraron 40% más de aumento del tamaño de la figura, 40% más en el grosor de la línea, 40% más en los ojos destacados y 30% más en los dedos en forma de lanzas y de herramienta mecánica que representan las características, según el test, de mayor agresividad y violencia. Además, las tres estudiantes de psicología reportan conductas impulsivas (gritos e intimidaciones en los niños examinados en el estudio) al momento de interactuar con este juego, lo que no ocurrió en el otro.

Creemos que, es importante prohibir los videojuegos violentos, y los no violentos tener más control, debido a la perdida de tiempo y a la irresponsabilidad que puede crearles a sus hijos el estar tanto tiempo en esos juegos; claro esta, que los padres tendrán que sacrificarse en idear o enseñar juegos dinámicos y atractivos a sus niños para que los jueguen, sólo en los tiempos regulados para ello; también es necesario abrirles los ojos a sus hijos, acerca de la influencia negativa de ciertos juegos, ya que provocan comportamientos agresivos y violentos. Cuando un niño es expuesto a este tipo de escenas, al principio puede sentir temor, pero a través de la exposición continua y la repetición, el temor será sustituido por la identificación. Los niños imitan lo que ven en la TV a través de reacciones o conductas para enfrentar los desafíos y rivalidades.

EFECTOS DE LOS MEDIOS EN EL NIÑO

Se pueden observar tres efectos al ver violencia en al TV o en los videojuegos:

1. Los niños se desensibilizan en el dolor y sufrimientos de otros. Se convierten en menos compasivos y responden con mayor agresividad y violencia a cualquier tipo de interacción con el medio.
2. A cierta edad, los niños no son capaces de distinguir lo real de lo ficticio y de lo que pasa en la TV y los videojuegos. Además, observan que la mayoría de los crímenes son justificados o que quien los comete nunca pagará alguna consecuencia, pero siempre se puede justificar, como obtener un permiso o un privilegio.
3. Para niños con pequeños trastornos de ansiedad, depresión o inestabilidad emocional, ver actos violentos puede desencadenar niveles patológicos de trastornos emocionales y agresividad (Baumeister, 1999).

Al principio, el aprendizaje ocurre a través de la imitación; con la suficiente repetición, la identificación toma su lugar. Primero imitan y luego se identifican.

Por último, como les decía en el escrito sobre el poder nefasto de la Televisión, les hemos dado todas éstas razones y argumentos para que los padres de familia reflexionen y analicen; sobre el gran poder y la nefasta influencia que tienen los medios de comunicación sobre sus familias y entre ellos, destacando siempre la TV, y los videojuegos, y también es necesario considerar los elementos para detectar los posibles actos delincuentes que se puedan dar en sus hijos. Pero recuerden, que ustedes padres de familia como personas sensatas e inteligentes tienen siempre la última palabra. Son ustedes los responsables de tomar las decisiones más correctas, y también de ustedes depende de que cambie para bien o para mal la situación actual de caos ocasionados por la crueldad y la violencia imperantes.

Gran parte de este escrito fue tomado del libro "Hoy Tirano Mañana Caín" de Evelyn Prado M. Y Jesús Amaya G.
Este y otros escritos que se han publicado en Tiempo, se pueden leer de una manera permanente en: www.obispoenmisiones.blogspot.com
 

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